Tras las nubes,
el sol se baña con sus aguas.
Después se despereza y vuela
en pos del camino de la tarde.
Al final, deja su dorado brillo
a la noche, fresca de esperanzas.
Y el corazón huye de ese ciclo
pensando en el cariño de mañana,
pues sabe que tus ojos arden
y en ellos los segundos no se acaban.
PRECIOSO MINOR!!
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¡Gracias! Mis saludos…
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😉
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