Oda a una hoja de papel

Blanca.
Sin letras.
Completamente desnuda.
Sin símbolos
marcados en su piel,
espera la caricia de una mano
que en ella abrigue
y vuelque la pasión de sus palabras,
la ilusión de sus imágenes
y el inmortal verso concebido
en la íntima eternidad
del silencio compartido
entre el poeta,
su poema eterno
y su confidente…

¡Tan blanca como el silencio,
tan profunda como el amor!

¡Eres espejo de quien te deja
sus palabras en tu color!

¡Bendita seas, compañera hoja,
pozo de nuestro mundo interior!

Imagen tomada de Pexels

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