Bebo y bebo de la taza
sin que acabe su océano.
Siempre hay aguas nuevas
cada tarde, en silencio,
en los dedos cariñosos
que cantan al unísono
cuando juntos, a la mesa,
disfrutamos de la tarde
con el aroma del cariño
que inunda nuestras vidas.
Imagen tomada de Pexels